Ballenas y Parque Nacional de Utría en el Chocó
Si buscas un destino único en Colombia, el Chocó te sorprenderá con su selva, playas y una naturaleza impresionante. Uno de los grandes atractivos de esta región es el avistamiento de ballenas jorobadas, un espectáculo natural que, junto con la biodiversidad del Parque Nacional Natural Utría, hace del Chocó un lugar perfecto para el ecoturismo. En esta guía, te contamos todo sobre la mejor temporada para ver ballenas, qué esperar en Utría y cómo aprovechar al máximo tu visita a esta joya del Pacífico colombiano.
Ya te hemos contado cómo llegar al Chocó, dónde alojarte y algunas de las mejores cosas que hacer en tu visita a la zona de El Valle, en Bahía Solano. Y dejamos lo mejor para el final, las ballenas del Pacífico y Utría.
Día 5. Avistamiento de ballenas y visita al Parque Nacional de Utría en el Chocó
Comenzábamos el quinto día del viaje con un sol espléndido en El Valle. Y menos mal, era nuestro último día en el Chocó y, por tanto, la última oportunidad para hacer la excursión que se había cancelado el día anterior. Antes de salir, disfrutamos de un delicioso desayuno preparado por el chico del alojamiento: unos crêpes riquísimos.
Pese a que la idea era comenzar la actividad muy temprano, la retrasamos por el estado del mar. No es que fuero malo, pero el guía necesitaba que se dieran una serie de condiciones para poder sacar su barca del puerto hacia mar abierto. En cualquier caso, sobre las nueve y media nos pusimos en marcha.
La actividad consistía en el avistamiento de ballenas, una visita al Parque Nacional de Utría, almuerzo en Playa Blanca con tiempo para un baño, y vuelta. La excursión se extendió desde las 9:30 hasta las 16:30, y nos costó alrededor de 35€ por persona.
Avistamiento de ballenas jorobadas
Las ballenas jorobadas visitan las costas del Chocó para reproducirse y dar a luz en sus aguas cálidas y poco profundas. Durante los meses de julio a noviembre, estas ballenas migran desde las frías aguas de la Antártida en busca de un ambiente seguro y cálido para el nacimiento de sus crías. Aquí las ballenas encuentran un hábitat ideal, protegido y con temperaturas favorables para el desarrollo de los ballenatos en sus primeras semanas de vida.
Este fenómeno hace de la región un lugar privilegiado para el avistamiento de ballenas, especialmente en áreas cercanas a Bahía Solano, Nuquí y Utría. Durante estos meses, los turistas podemos presenciar saltos, aleteos, colas de ballenas en la superficie y sus característicos cantos.
Curiosidades sobre las ballenas jorobadas
Como ya hemos anticipado, las visitantes son ballenas jorobadas. Para que te familiarices con ellas, te contamos algunas curiosidades.
Cantos únicos y complejos
Los machos de ballena jorobada producen cantos largos y complejos que pueden durar entre 10 y 20 minutos. Estas «canciones» son únicas en cada población y cambian con el tiempo. Aunque su función exacta no se conoce con certeza, se cree que los cantos juegan un papel en el cortejo y la comunicación entre ballenas.
Migración épica
Las ballenas jorobadas realizan una de las migraciones más largas de cualquier mamífero en el mundo. Algunas de ellas recorren hasta 25.000 kilómetros al año entre sus áreas de alimentación en aguas frías (como la Antártida) y sus áreas de reproducción en aguas cálidas (como el Chocó en Colombia).
Madres protectoras
Las ballenas jorobadas suelen dar a luz cada 2 o 3 años y son extremadamente protectoras de sus crías. Durante las primeras semanas de vida del ballenato, la madre lo ayuda a subir a la superficie para respirar y lo alimenta con leche rica en grasa que le ayuda a ganar peso y fortaleza.
Saltos espectaculares
Las jorobadas son conocidas por sus impresionantes saltos y su acrobacia. Estos saltos pueden ser una forma de comunicación, una estrategia para deshacerse de parásitos o incluso simplemente una forma de entretenimiento, ya que los científicos todavía no han encontrado una explicación definitiva.
Alimentación en equipo
Las ballenas jorobadas usan una técnica llamada «red de burbujas» para capturar peces en grupo. En esta estrategia, una o varias ballenas rodean a los peces y soplan burbujas en espiral, creando una especie de «red» que acorrala a sus presas y facilita su captura. Este comportamiento coordinado demuestra una inteligencia y cooperación notables.
Tras las presentaciones, continuamos con nuestro día. La primera parte de la excursión consistió en la búsqueda en mar abierto de las ballenas, que duró aproximadamente una hora y media. Más allá de la emoción de avistar a los gigantes marinos, navegar por esas aguas con el verde intenso de la selva como telón de fondo era una auténtica maravilla. Y, por si te lo preguntas, ver ballenas no está garantizado: están en completa libertad y pueden aparecer… o no
No obstante, nosotros vimos decenas de ballenas jorobadas. Íbamos en una barca pequeña junto a otras nueve personas y el ‘capitán,’ que también hacía de guía. Apenas nos cruzamos con otras embarcaciones, así que la experiencia fue de todo menos masificada. La cercanía de las ballenas y el tamaño reducido de la barca hacían que el contacto con estos gigantes marinos se sintiera muy íntimo. A pocos metros de nosotros, las ballenas emergían para respirar, mostraban sus aletas, y dejaban caer su cola con delicadeza. ¡Incluso llegamos a ver una saltar!
La experiencia fue maravillosa. Estábamos tan absortos disfrutando del momento que ni siquiera nos acordamos de sacar la cámara. Más allá de las ballenas, también vimos delfines. Una gran manada saltando y nadando junto a la barca ¡Otro momento para recordar!
Después de dos horas de búsqueda, que se pasaron volando, pusimos rumbo a Puerto Utría para adentrarnos en el Parque Nacional de Utría a través de su hermosa ensenada.
Visitar el Parque Nacional de Utría
El Parque Nacional de Utría es un tesoro en cuanto a biodiversidad. Ubicado entre los municipios de Nuquí y Bahía Solano, Utría es conocido por su mezcla de selvas tropicales, playas vírgenes, manglares y una ensenada espectacular. Es un lugar que muestra la biodiversidad única de la región y es hogar de especies tanto marinas como terrestres.
Para llegar a la entrada del parque, se accede a través de la ensenada, famosa por sus aguas tranquilas que funcionan como una verdadera ‘guardería’ para diversas especies marinas.
Al llegar, nos recibió el personal encargado del mantenimiento de Utría. Nos hablaron sobre la fauna y flora que podríamos encontrar, y nos explicaron brevemente la importancia del parque. Existe, por cierto, la posibilidad de alojarse dentro del parque, en el Centro de Visitantes Jaibaná, y puedes ver más información en la página web. que te dejamos aquí. A la entrada también hay un esqueleto de una ballena jorobada, que sirve de recurso para conocer mejor a estos animales.
Nuestra actividad principal en el parque fue recorrer un sendero de pasarelas de madera rodeado de manglares, mientras recibíamos más detalles sobre la flora y fauna que observábamos a nuestro alrededor. Los manglares son ecosistemas únicos de zonas costeras tropicales y subtropicales, caracterizados por árboles y arbustos adaptados a aguas salobres, donde se mezcla el agua dulce de los ríos con el agua salada del mar.
Estos hábitats no solo protegen la costa de la erosión y actúan como barreras naturales contra tormentas, sino que son esenciales para la existencia de muchas especies marinas. Además, los manglares juegan un papel importante en la captura de carbono, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Entre explicaciones y paseos, dedicamos a Utría cerca de dos horas. Una vez acabamos el recorrido, volvimos a la lancha para poner rumbo a Isla Playa Blanca.
Isla Playa Blanca
Isla Playa Blanca es lo que todos conocemos como una isla paradisíaca: playas de arena blanca, aguas cristalinas todo ello rodeado del verde intenso de la vegetación crea un paisaje único. Antes de poder comenzar a explorarla, tocaba reponer fuerzas. La excursión incluía una comida en un restaurante que, suponemos, funciona solo en la época de avistamiento de ballenas para dar servicio a actividades como la nuestra.
La comida consistía en el típico menú del Chocó, compuesto por zumo, pescado fresco y arroz, aunque fue un poco más flojo que el de los días anteriores. Mientras comíamos, observamos varias iguanas en los árboles cercanos. Menos mal que nuestro guía nos señalaba donde estaban, ¡qué manera de camuflarse!
Después del almuerzo, tuvimos tiempo libre, que aprovechamos al máximo para hacer snorkel y admirar los peces de colores que habitan las aguas chocoanas, una maravilla.
Tras disfrutar de la isla, volvimos a nuestra lancha para emprender el camino de vuelta. Aún quedaba tiempo de actividad, así que aprovechamos para parar en varias playas más y seguir encontrándonos con ballenas en el trayecto. No sabemos si nuestra experiencia es la habitual, pero las vimos tantas veces que llegamos a acostumbrarnos a que aparecieran de repente junto a la embarcación.
Sobre las cinco de la tarde, unas siete horas más tarde de haber comenzado la excursión, volvimos a puerto. No podemos hacer más que recomendarte esta actividad encarecidamente, porque fue increíble. Los paisajes, la selva de fondo, las playas de arena blanca, el agua cristalina, los delfines, los manglares y, todo esto, acompañados durante gran parte del trayecto por el animal más grande del mundo, las ballenas. De verdad, una auténtica pasada.
El Valle y Playa El Almejal
Ya no quedaba mucha tarde, así que la aprovechamos para dar un paseo por El Valle y disfrutar por última vez de la Playa El Almejal. Vimos el atardecer y regresamos a nuestro alojamiento a degustar las Delicias de Elaine, la cocinera local que venía por las noches a preparar la cena a los huéspedes de la Tarima del Colibrí.
Como ya hemos comentado en nuestra anterior entrada sobre el Chocó, te animamos a que salgas a recorrer las playas por la noche en búsqueda de tortugas que emprendan camino hacia el mar. Las encuentres o no, merece la pena un paseo nocturno.
Pasamos una noche amena charlando con los dueños de nuestro alojamiento y algunos huéspedes más. Al día siguiente teníamos que madrugar para coger el avión de regreso a Medellín, así que nos fuimos a descansar cerrando, prácticamente, esta etapa del viaje por Colombia.
Vuelta a Medellín desde el Chocó
La idea del sexto día del viaje era dedicárselo a Medellín. Sin embargo, no hay viaje sin problema. El vuelo que teníamos reservado salía a las 10 de la mañana de Bahía Solano y llegaba poco después de las 11 a la ciudad de la eterna primavera. La sorpresa nos la llevamos cuando llegamos al aeropuerto y nos avisaron de que se había cancelado. La explicación fue mal tiempo, aunque otras aerolíneas sí que volaban. Suponemos que les salía más rentable cancelar ese vuelo y reasignarnos a vuelos posteriores.
Terminamos llegando a Medellín pasadas las 4 de la tarde. Fue una pena terminar así una experiencia tan magnífica como la que tuvimos en el Chocó, pero, cuando viajas, tener algún imprevisto de vez en cuando es inevitable. Además, no es el aeropuerto de Bahía Solano el lugar ideal en el que pasar 5 horas. Tomamos algo en algún bar cercano y paseamos por los alrededores, esperando a tener noticias de vuelo.
Y hasta aquí nuestra aventura en el Chocó. Nuestra estancia allí fue simplemente inolvidable. Nos encantó cada rincón: disfrutamos de su deliciosa gastronomía, nos cautivaron las charlas con la gente local, siempre amable y acogedora, y vivimos momentos únicos en compañía de las majestuosas ballenas que parecían acompañarnos en cada tramo del recorrido. Este lugar tiene un encanto natural y humano que deja huella, y sin duda esperamos volver algún día.
Si quieres seguir leyendo acerca de nuestra aventura en Colombia, te dejamos aquí todas las entradas. Como siempre, cualquier duda en los comentarios!