Visitar Hlane Royal National Park

Visitar Hlane Royal National Park es una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la vida salvaje. Ubicado en el corazón de Esuatini (antigua Suazilandia), este parque nacional es uno de los destinos más populares para hacer un safari por libre en el sur de África. Con sus vastas sabanas, rinocerontes blancos, leones, elefantes y una rica variedad de aves, Hlane ofrece una oportunidad perfecta para disfrutar de todos ellos en su hábitat natural. Descubre todo lo que necesitas saber para visitar Hlane Royal National Park, en Esuatini: cómo llegar, qué ver y las mejores actividades para aprovechar al máximo tu aventura.

Leones en Hlane Royal National Park.

Día 11. Visitar Hlane Royal National Park

Empezábamos nuestro undécimo día del viaje por libre en Sudáfrica en KaMsholo Bushveld Safaris, en Esuatini. Superábamos así el ecuador de la aventura, por un lado tristes porque se pasa demasiado rápido, pero por otro deseosos de descubrir los sitios que nos quedaban. Entre ellos, uno de los platos fuertes, el Kruger, y un parque al que le teníamos muchas ganas, el de hoy en Suazilandia. Así que te contamos todo lo que necesitar saber para visitar Hlane Royal National Park.

Nos levantamos antes de que amaneciese en nuestro alojamiento de KaMsholo, preparamos algo de desayuno y abandonamos el lugar. Como curiosidad, para salir del parque hay un guarda que te tiene que abrir una barrera, pues llegó justo a la misma hora que nosotros al lugar. Así que, si tu intención es salir especialmente temprano, no está de más que lo comentes cuando vayas a hacer el check in. Diría que empiezan a trabajar a las 7:00.

Nos despedimos de las jirafas y pusimos rumbo a Hlane, a poco más de una hora. Eran las ocho pasadas cuando llegamos a la entrada del Parque Nacional. Para llegar te recomendamos haberte descargado previamente los mapas del país en tu navegador. Si lo has hecho, solo tendrás que ir hacia el punto marcado como Hlane Royal National Park. La página web oficial tiene un documento explicando cómo llegar desde los principales puntos de Esuatini, lo puedes ver aquí.

En la entrada pasarás un discreto control de seguridad y enseñarás tu Wild Card. En el caso de que no la tengas, el precio es de 85 RND (4,25€) por persona y día. También te darán un mapa de Hlane y algo de información.

El parque ofrece dos opciones de alojamiento, Ndlovu Camp y Bubhesi Camp. Sin duda, Ndlovu es el mejor sitio donde quedarte por varios motivos:

  • Restaurante y recepción: hay uno de cada para los dos campamentos, y ambos se encuentran en Ndlovu.
  • Actividades organizadas: todas salen desde Ndlovu Camp. Como el horario para recorrer Hlane está limitado a las horas de sol, hay actividades en las que no podrás participar si duermes en Bubhesi, ya que tendrías que llegar al otro campamento cuando todavía no es posible salir del tuyo. Es el caso del Sunrise o Sunset Game Drive.
  • Electricidad: es el único punto negativo que tiene Ndlovu Camp respecto a Bubhesi, y es que el primero no tiene luz mientras que el segundo sí. Está muy bien preparado así que no tienes de qué preocuparte.
  • Laguna: Ndlovu tiene una pequeña charca separada del campamento por una valla. Como es visitada por animales durante todo el día, tendrás la posibilidad de ver desde rinocerontes a elefantes mientras paseas por el recinto.
Rinocerontes descansando en la charca de Ndlovu Camp.

En resumen, no hay color entre un campamento y otro, así que te recomendamos que reserves en Ndlovu Camp con tiempo para no quedarte sin disfrutar de este maravilloso lugar. Lo puedes hacer a través de su página web o de Booking. Pagamos por la noche 67€ y creemos que merece mucho la pena, tanto que lo hemos incluido en nuestra lista de 10 cosas favoritas en nuestro viaje a Sudáfrica.

Respecto al restaurante del campamento, no está mal. Nosotros comimos un plato típico del país para dos personas y salimos a 9€ cada uno con bebida. Lo que sí que deja bastante que desear es la tienda, con precios excesivos y poco más que souvenirs y algún básico. Así que si, como nosotros, has cogido el gusto a cenar relajadamente en los exteriores de los alojamientos, te recomendamos que lleves algo de comida

Puerta de acceso a Ndlovu Camp.

Hlane Royal National Park es el área protegida más grande de todo el país. Dicen que dentro puedes encontrar a 4 de los big 5, aunque, como en iSimangaliso, no conocemos ni hemos leído de nadie que haya visto al leopardo. El que seguro que no está es el búfalo, el único que habíamos avistado antes de llegar aquí y, ya te adelantamos, que nos fuimos con otros tres! Así que los que podrás ver son el león, el elefante y, sobre todo, el rinoceronte, muuuuchos rinocerontes.

Sin embargo, tiene un poco de truco. Los leones están en una zona restringida en la que solo puedes entrar con los Game Drives. Esto tiene una parte mala, que no los podrás ver por tu cuenta, y una parte buena, que si haces la actividad y el guía los encuentra los verás prácticamente solo.

Otra cosa que nos hubiera venido bien saber es que, más allá de la zona de los leones, Hlane tiene distintas secciones separadas por verjas y puertas. No sabemos el por qué, pero para pasar de una a otra tendrás que bajarte del coche y abrir la puerta, y repetir el proceso para cerrarla. Preguntamos en recepción si podíamos cruzar estas puertas y nos dijeron que todas las que no tuvieran candado podían ser abiertas por cualquier visitante. La de los leones, por ejemplo, sí que tiene candado.

El horario para visitar Hlane Royal National Park depende de la época del año y se adecúa a la luz solar. No te sé decir exactamente cuál es en cada mes, pero la entrada varía desde las 5:30 hasta las 6:30 y la salida desde las 17:30 a las 19:00.

Las mejores cosas qué hacer en Hlane se resumen en tres opciones: un safari por libre con tu coche de alquiler, contratar alguna de las actividades organizadas que te ofrecerán a tu llegada, o sentarte tranquilamente a ver los animales que se acercan a la charca.

Nosotros optamos por empezar el día con un safari por libre. Para salir del campamento tienes dos puertas, la que habrás utilizado para entrar (la principal) o una que queda a la izquierda si miras a la charca de frente.

Si sales por la principal tendrás que ir a la izquierda para no salirte del parque. Una vez coges ese camino te recomendamos salirte en la primera a la derecha. El camino cruza por donde los rinocerontes pasan para acercarse a la charca, o, al menos, a esa conclusión llegamos. Pasamos por allí varias veces y siempre nos dio muy buenos resultados.

La primera vez no sabíamos esto y al poco de entrar, ¡premio!, un rinoceronte y su cría delante de nuestras narices. Pese a que ya se sabe que es un animal de grandes dimensiones, lo único que te sale decir cuando lo ves por primera vez es ¡vaya bicho! Y no es para menos, estamos hablando de que un rinoceronte puede pesar más de 3 toneladas.

Rinocerontes en Hlane Royal National Park.

Nuestro primer encuentro con el rinoceronte y con cría incluida, toda una suerte. Después de un buen rato observándolos, vinieron hacia nosotros y se sumaron al camino por el que veníamos, así que les seguimos con el coche hasta que les perdimos la pista entre la maleza.

Continuamos explorando el parque, viendo sobre todo distintas especies de antílopes. El recinto es relativamente pequeño, sobre todo teniendo en la memoria el Kruger mientras escribo esto. Si sigues avanzando llegarás hasta una puerta de las que se puede cruzar, de hecho, es la que te lleva a la zona del otro campamento. La primera vez que dimos con ella no sabíamos si podíamos abrirla o no, así que decidimos no jugárnosla.

Niala en Hlane Royal National Park.

Seguimos con el recorrido y llegamos a un claro donde había muchas jirafas, algunas sentadas y otras haciendo una especie de juego que consistía en hacer círculos con el cuello entre varias. Una cosa un poco extraña que, a día de hoy, seguimos sin tener ninguna explicación que darle. Pero bueno, ¡la cosa es que fue muy curioso de ver!

Jirafas en Hlane Roya National Park.

Sobre las doce empezó a hacer demasiado calor y decidimos que era un buen momento para volver al campamento a comer y hacer el check in, que no lo pudimos hacer al llegar por ser demasiado pronto.

Vaya sorpresa cuando entramos en Ndlovu Camp y nos encontramos la charca plagada de rinocerontes, y nosotros pensando que habíamos tenido mucha suerte de verlos antes! Eso sí, nos gustaba más encontrarlos por los caminos del Parque que en la charca. Aunque por supuesto están en libertad, la charca, sin desmerecerla para nada porque nos encantaba, daba cierta sensación de zoo. También van allí a descansar, por lo que suelen estar bastante inactivos.

Rinocerontes descansando en la charca de Ndlovu Camp.

Disfrutamos un buen rato de la situación, viendo como los pájaros picabueyes se metían en cualquier recoveco del cuerpo de los rinocerontes para desparasitarles, aunque la verdad que parecía un buen incordio para ellos.

Por cierto, es buen momento entre tanto rinoceronte para contarte alguna curiosidad de uno de los big five.

  • Tres especies en peligro crítico: Existen cinco especies de rinocerontes: el rinoceronte blanco, el rinoceronte negro, el de la India, el de Java y el de Sumatra. De estas, el rinoceronte de Java y el de Sumatra están en peligro crítico de extinción debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat. Durante el viaje solo vimos rinocerontes blancos.
  • Cuernos hechos de queratina: El cuerno de los rinocerontes no está hecho de hueso como el de muchos animales, sino de queratina, la misma proteína que compone nuestro cabello y uñas. Esto ha llevado a una caza ilegal, ya que en algunos lugares se les atribuyen propiedades medicinales, lo cual es un mito.
  • Su piel es como una armadura: Aunque parece dura y resistente, la piel del rinoceronte es bastante sensible. Pueden sufrir quemaduras solares, por eso se revuelcan en barro, lo que les ayuda a protegerse del sol y de los insectos.
  • Los rinocerontes blancos no son blancos: A pesar de su nombre, los rinocerontes blancos no son realmente blancos. Su nombre proviene de un error de traducción. Los colonos holandeses llamaban a estos rinocerontes “wijd” (ancho en holandés), refiriéndose a la forma de su boca, y los ingleses lo tradujeron como «white» (blanco). Su color es grisáceo, al igual que el rinoceronte negro.
  • Visión limitada pero olfato y oído agudos: Los rinocerontes tienen una vista bastante pobre y, de hecho, no pueden ver con claridad a más de 30 metros de distancia. Sin embargo, compensan esto con un excelente sentido del olfato y un oído muy agudo, lo que les ayuda a detectar la presencia de depredadores o intrusos.
  • Son herbívoros pero con grandes necesidades: A pesar de su gran tamaño (algunos pueden pesar más de 3.000 kg), los rinocerontes son herbívoros. Su dieta consiste principalmente en hierbas, hojas y ramas, y pueden llegar a comer más de 50 kg de vegetación al día para mantenerse.
Rinoceronte y su cría pasando detrás de nuestro coche.
  • Pueden correr muy rápido: A pesar de su apariencia pesada y robusta, los rinocerontes pueden correr a velocidades sorprendentes. Algunos pueden alcanzar hasta 50 km/h, lo que les permite escapar de amenazas cuando es necesario, aunque solo por cortas distancias.
  • Rol importante en el ecosistema: Los rinocerontes desempeñan un papel crucial en su hábitat, especialmente como «ingenieros del ecosistema». Al alimentarse de ciertas plantas y crear caminos a través de la vegetación, ayudan a mantener el equilibrio y la biodiversidad de sus hábitats, lo que beneficia a otras especies.

Como desde la terraza del restaurante se sigue viendo la charca, fuimos a comer sin perder el contacto con los rinocerontes. Nos pedimos un plato de parrilla típico del país por unos 18€ para dos personas, bastante rico y contundente. Nada más acabar hicimos el check in y nos preparamos para el safari vespertino.

Ah! Aprovechamos la hora de la comida para decidir si participábamos o no en alguna actividad. Tienen varios Game Drives, siendo los más recomendados el Sunrise y el Sunset, de unas 3 horas cada uno y un coste de 23€. También ofrecen Game Walks, caminatas guiadas por el parque, que duraban entre 4 y 6 horas y no recuerdo su coste. Decidimos hacer el Sunrise Game Drive al día siguiente y así intentar ver a los leones por primera vez. Ya te contamos cuando toque cómo nos fue!

La cabaña, pese a no tener luz, está muy bien. Con que no tiene luz nos referimos a que no podrás cargar nada ni encender una bombilla por la noche, pero sí que tiene por ejemplo frigorífico conectado a la corriente. Además, te dan un par de farolillos y una vela para usar cuando oscurezca, que te recomendamos complementar con una linterna.

Nuestra cabaña en Ndlovu Camp.

Descansamos un poco y nos pusimos en marcha. Decidimos volver al camino que tan buenos resultados nos había dado por la mañana y ¡bingo! nos volvimos a encontrar con un rinoceronte y su cría, quién sabe si los mismos, pero esta vez todavía más cerca.

Rinoceronte y su cría por los caminos de Hlane

La verdad que nos dio impresión porque los llegamos a tener muy próximos, pero no tuvimos sensación de peligro. No obstante, es un animal salvaje, así que mantén una distancia de seguridad y ten siempre en la cabeza por dónde salir si la cosa se empieza a tensionar.

Como los rinocerontes empezaron a avanzar en el sentido por el que veníamos, fuimos a dar la vuelta y, en pleno proceso, nos topamos con un elefante! Vaya sorpresa nos llevamos. Por desgracia, estaba dado la vuelta y no pudimos verlo bien, pero ahí va nuestro tercer check del big five!

Continuamos hacia la puerta que no nos habíamos atrevido a cruzar por la mañana, ya con el visto bueno del personal del parque. Sinceramente el otro lado no nos dio ninguna buena noticia. No es que no viésemos ninguno de los animales más «codiciados», es que apenas vimos antílopes. Estuvimos por allí cerca de una hora y fue un fracaso total, así que en nuestra opinión no vale la pena. Otro motivo para elegir Ndlovu Camp por encima que Bubhesi Camp.

Se nos hicieron cerca de las 5 así que, como teníamos la idea de ver atardecer desde el campamento, emprendimos el camino de vuelta. Nos topamos con varias jirafas que, con la luz tan bonita que empezaba a iluminar el cielo, nos regalaban una preciosa estampa.

Jirafa mientras atardecía en Hlane.

Ya en frente de la charca vimos terminar de caer el sol. Además, nos reencontramos con los hipopótamos, que aprovechaban para darse un chapuzón antes de salir a comer. Aunque no lo hemos comentado, la zona vallada que protege el campamento está llena de distintos antílopes, lo que hace del lugar aún más especial.

Una vez anocheció, volvimos a nuestra cabaña a prepararnos la cena, que tomamos bajo la luz de un farolillo, y nos fuimos a dormir. Al día siguiente teníamos que amanecer sobre las 5 de la mañana para hacer el Sunrise Game Drive.

Cena a la luz de las velas en Hlane.

Antes de contarte cómo nos fue, una recomendación súper importante. Llévate bien de abrigo. Puede parecer que hace bueno cuando sales de tu cabaña, pero el coche en el que vas a ir está totalmente abierto, por lo que la sensación térmica es mucho menor. Nosotros pasamos bastante frío y, pese a que disfrutamos mucho del recorrido, lo hubiésemos hecho mucho más con un buen abrigo. Dejado este punto claro comenzamos.

Tendrás que estar a la hora que te indiquen en recepción, donde te pedirán el recibo del pago y os repartirán entre los dos vehículos. Creemos que la mejor opción es ponerte en los primeros asientos, ya que además de las vistas a los lados tendrás la mejor panorámica hacia adelante. De todas formas, no te obsesiones porque no hay tanta diferencia. Eso sí, es muy recomendable que no te toque en el medio. Si no han cambiado, son coches con varias filas de tres, así que aunque vayáis dos intentad poneros cada uno en un lateral.

Antes de empezar nuestro guía nos preguntó que teníamos más ganas de ver, siempre avisando de que los avistamientos no están asegurados. Mi sensación es que, independientemente de lo que digáis, os van a llevar a intentar ver a los leones, elefantes y rinocerontes, por ese orden de importancia además. Nosotros nombramos además el rinoceronte negro, pero nos respondieron que era muy difícil de ver, de ahí la sensación que te digo.

Como lo más importante y lo único que no puedes ver por libre son los leones, es bastante probable que empecéis por ahí. Aquí puede haber quién se pregunte el motivo por el que los leones están encerrados. Ellos te dirán que es por seguridad, aunque no sé hasta qué punto es cierto. El área es relativamente grande pero vallada, así que podemos decir que están en semilibertad. También nos sorprendió que no vimos muchos antílopes por la zona, es más, pudimos contar los que vimos con los dedos de una mano. Teniendo en cuenta que es su principal alimento, llama la atención.

¿Se nos pasó por la cabeza que estén ahí para que solo los puedas ver reservando la actividad? Sí ¿podemos asegurar que sea así? No, así que cada uno se haga sus hipótesis. También te diremos, al día siguiente coincidiríamos con una pareja española que hizo un Game Drive en el parque y no los vio, así que hay que ser conscientes de que a lo mejor te llevas un chasco. Sí que es cierto que lo hicieron a mitad de día, que suele ser poco recomendable dado el calor que inactiva a los animales.

Volviendo a nuestra historia, entramos en la zona de los leones y tras unos 20 minutos de búsqueda… ¡ahí estaban! Dos machos andando por el camino por el que íbamos, penúltimo big five avistado! Tengo que decir que me impresionaron. Pese a que sean los más «cotizados» de cualquier safari, yo iba con la idea de que quizá me iba a sorprender más una jirafa, un elefante o un rinoceronte, por su tamaño. Sin embargo, no fue así. No sé si es la elegancia del animal, la sensación de estar ante un superdepredador o el recuerdo de El Rey León, pero el león impresiona.

Leones en Hlane.

Los vimos de muy cerca, tanto que en un momento dado uno de los dos machos se acerco en una mini carrera hacia mi lado y me pegué un buen susto. Estuvimos más de media hora siguiéndolos, hasta que se tumbaron algo más alejados y apenas alcanzábamos a ver la melena entre todo la paja del terreno. Los intentaron seguir para ver si nos llevaban con más leones, recordemos que son animales familiares, pero no hubo suerte. De todas formas, estábamos más que satisfechos con nuestra experiencia.

Leones en Hlane.

Con el primer check de la mañana hecho, fuimos en búsqueda de los elefantes. No tardamos mucho en encontrar un par que aprovechaban una pequeña charca cubierta de verde para beber agua. Habíamos visto elefantes asiáticos pero el africano es mucho más grande e impresionante.

Elefantes en Hlane.

No llevábamos mucho allí cuando uno de los elefantes vinos hacia nosotros, regalándonos una bonita vista. Los elefantes son animales muy territoriales, lo que, junto a su tamaño, hacen que sea el animal más peligroso a la hora de hacer el safari con tu coche. Nuestro guía se iba alejando poco a poco para mantener siempre una distancia prudencial. La mañana estaba siendo muy provechosa! Además, cuando parábamos a ver los animales dejábamos de tener tanto frío, lo que hacía que tuviésemos pocas ganas de volver a ponernos en marcha. Sin embargo, tras otra media hora de ver a los elefantes, pusimos camino al que faltaba, el rinoceronte.

Elefante en Hlane.

Antes de dar con estos, cosa que no iba a ser muy difícil dada nuestra experiencia del día anterior, hicimos una parada en un claro para tomar un café con una magdalena. Por cierto, los elefantes los vimos dentro de la zona de los leones, mientras que el café ya fue, obviamente, fuera. Viene incluido en el precio y, pese a no ser el mejor café del mundo, nos vino genial para entrar en calor.

Desayuno en nuestro Sunrise Drive en Hlane

Terminado el desayuno, nos paramos a ver brevemente a unos rinocerontes que andaban cerca de la charca y volvimos al campamento. Nuestra experiencia, como habéis podido comprobar, fue muy buena, así que recomendamos totalmente hacer el Sunrise Game Drive en tu visita a Hlane Royal National Park. Eso sí, como ya sabes, bien abrigados!

Terminada la actividad, hicimos el check out y salimos a dar una última vuelta por libre. No llevábamos mucho cuando decidimos que, habiendo visto ya todo lo que habíamos avistado por la mañana, quizá fuese buena opción continuar camino a nuestra siguiente parada. Además, nos esperaban 7 días de safari por el Kruger y no iba a estar de más tomarse el día con calma en cuanto a coche se refiere.

No podemos hacer más que recomendarte mucho que visites Hlane. En todos nuestros días en el Kruger no conseguimos ver a ningún rinoceronte, además de que allí le suelen quitar su característico cuerno por tema de caza furtiva. Por ello, esta es una buenísima opción para ver al animal en libertad, y a solo 2 horas de la Cocodrilo Gate del Kruger.

Rinoceronte durante el Sunrise Game Drive.

Esto ha sido todo sobre nuestra experiencia visitando Hlane Royal National Park, cualquier duda en los comentarios!

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