Qué hacer en Túnez capital. Dónde dormir y comer, con mapa

Si estás planeando un viaje a Túnez, es probable que su capital sea tu puerta de entrada y salida del país. Es una ciudad viva, en la que perderte por las estrechas calles de su medina es la mejor opción para sentirte parte de la vibrante rutina de sus habitantes. Además, caminar la gran Avenida Habib Bourguiba, visitar la bonita Torre del Reloj o llegar a la moderna Plaza de la Alcazaba son estupendas opciones para los que visitamos la ciudad. Pero esto no es todo, solo un cercanías separa a la capital de los pintorescos paisajes de Sidi Bou Said y las históricas ruinas de Cartago, con muchos de sus restos conservados en el famoso Museo del Bardo. Si quieres saber mucho más, sigue leyendo, que te contamos qué hacer en Túnez capital!

Visitamos Túnez capital el último día en nuestro recorrido por libre por todo el país. Llegamos desde las ruinas de Cartago y Sidi Bou Said, y desde aquí cogimos el vuelo de vuelta a España. Es el principal núcleo de población del país, y centra la actividad económica y política de Túnez. Por ello, pese a que no podemos decir que sea una ciudad especialmente bonita, creo que visitarla es una gran opción para conocer cómo funciona Túnez hoy en día.

Pasamos dos noches en Túnez Capital. La primera nos interesaba un alojamiento cerca del aeropuerto, y la última optamos por quedarnos lo mejor ubicados posibles para conocer los principales atractivos de la ciudad.

Típica casa de la medina de Túnez.

La primera noche escogimos el Hotel Marigold. Pagamos 106€ por una habitación cuádruple con desayuno incluido. A menos de diez minutos en coche del aeropuerto, es una gran opción para los que os venga bien esta ubicación. Buena relación calidad precio, y un desayuno bastante decente, el mejor de todo el viaje.

La última noche dormimos en el Hotel Le Calife. Mucho peor que el anterior, pero muy bien ubicado y con aparcamiento incluido. Este último consiste en un par de plazas reservadas en la calle para los huéspedes. Para dormir una o dos noches no está mal, pero no te esperes gran cosa. Eso sí, el precio está acorde con la calidad, 30€ la noche en una habitación doble. Lo mejor, que solo tendrás que cruzar una calle para llegar a la medina.

Si hay algo que no falta en Túnez capital son opciones para alojarte, así que aquí va alguna otra recomendación (los precios son orientativos, pueden cambiar en función delas fechas).

Dar el médina: Gran opción para los que se quieran alojar dentro de la medina. Habitaciones dobles desde 60€ la noche con desayuno incluido. Si tienes coche, tendrás que buscar sitio fuera, preferiblemente en un parking.

Dar Ya: Alternativa más económica dentro de la medina. Puedes dormir aquí por 30€ la noche en una habitación doble con desayuno incluido.

Royal Victoria: Ubicación inmejorable en Bab al-Bhar, puerta que une la medina con la Avenida de Francia. Puedes dormir aquí desde 70€ la noche para dos personas con desayuno incluido. Como curiosidad, ocupa la antigua embajada británica.

Radisson Hotel: La famosa cadena tiene un hotel cerca de la Torre del Reloj. Zona más moderna, pero bien situada. Lo malo, el precio. Una habitación doble desde 120€ la noche, sin desayuno.

Estas son solo algunas alternativas. Lo que si recomendaría es intentar buscar un alojamiento con parking en caso de tener coche. Túnez capital es caótica, así que mejor aparcar en la puerta de tu hotel y desentenderte hasta que abandones la ciudad.

Vistas desde la azotea de un edificio en la medina.

Dedicamos un día a conocer los principales atractivos de Túnez capital, sin contar con las excursiones a Sidi Bou Said y Cartago, para lo que necesitarás al menos dos. En mi opinión, es tiempo más que suficiente y, de hecho, incluso nos sobró. No obstante, esto puede variar en función de lo que te guste entretenerte en la medina.

Como recomendación, si quieres comprar recuerdos, artesanías y demás, la capital no es el mejor sitio. Los precios están infladísimos, por ejemplo, nos ofrecieron un plato por 20€, cuando en Monastir o Hammamet estaba el mismo producto por 5€. Esto es aplicable también a Sidi Bou Said, donde el precio del mismo plato subió hasta los 43€, un despropósito.

En cualquier caso, la medina tiene su encanto, así que recorrerla es un imprescindible tengas intención de comprar o no.

La medina de Túnez, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, es uno de los lugares más fascinantes y emblemáticos de la capital tunecina. Fundada en el siglo VII, esta antigua ciudad amurallada es un testimonio vivo de la historia y la cultura del país, combinando influencias árabes, andalusíes, otomanas y locales en su arquitectura y diseño.

Callejeando por la medina.

La medina está llena mercados (souks) donde se venden todo tipo de productos, desde especias y perfumes hasta joyas y textiles. Cada souk solía estar especializado en un producto específico, como el Souk el-Attarine (perfumes) o el Souk el-Berka (joyería).

Es el principal atractivo de la ciudad. Nada mejor que perderte por sus estrechos callejones y entrar a las tradicionales tiendas para mimetizarte con la cultura tunecina. Como ciudad amurallada, tendrás que buscar alguna de las puertas para acceder al interior. Entre las más populares está Bab al-Bhar, Bab al-menara, Bab Jdid o Bab Souika.

Bab al-Bhar, de los puntos más transitados de la ciudad.

El zoco se ubica entre Bab al-Bhar y Bab al-menara, si trazaras una línea recta entre ambas. Una zona que me gustó mucho es la que encontrarás si entras en la medina desde la Plaza de la Alcazaba, y vas un poco hacia la izquierda. No es de tiendas pero tiene un encanto especial, más cuidada y con las tradicionales casas blancas y azules.

Más allá de callejear y saltar de tienda en tienda, la medina esconde edificios con gran historia, algunos de los cuales pueden ser visitados.

Herrero trabajando in situ en la medina

Fundada en el año 732, es la mezquita más importante de Túnez y un centro histórico de aprendizaje islámico. Su imponente minarete y su patio interior son ejemplos destacados de la arquitectura islámica. Como curiosidad, su nombre se traduce como Mezquita de la Aceituna.

Aunque el acceso al interior de la sala de oraciones está restringido para no musulmanes, el patio sí que se pueden visitar.

Mezquita Zitouna.

Fundada en 1754 por el bey Hussein I bin Ali, el fundador de la dinastía husseinita, esta madrasa es un ejemplo destacado de la arquitectura islámica en el periodo otomano. Está situada en pleno corazón de la medina de Túnez, cerca de la Mezquita Zitouna. Su proximidad a la mezquita no es casual, ya que las madrasas estaban vinculadas a centros religiosos y servían como lugares de enseñanza para estudios islámicos avanzados, particularmente el Corán y la jurisprudencia islámica. Fue construida para alojar a estudiantes de origen turco y magrebí.

Es a la única Madrasa que se puede entrar en la medina. Otras con las que puedes cruzarte son la Madrasa Ennakhla o la Madrasa Ech Chamaiya, pero ambas con acceso restringido a turistas.

Patio de la Madrasa Slimania.

El Tourbet el-Bey, también conocido como el mausoleo de los beys husseinitas, es uno de los monumentos históricos más importantes de Túnez capital. Este mausoleo fue construido en el siglo XVIII para servir como lugar de entierro para los miembros de la dinastía husseinita, que gobernó Túnez desde 1705 hasta mediados del siglo XX.

Se compone de 165 tumbas y dos patios interiores, con cúpulas en tonos verdes. La entrada cuesta 10 dinares, y abre de 8:30 a 15:30 todos los días, a excepción del domingo que está cerrada. El lugar es bonito y curioso y, en mi opinión, vale la pena entrar.

En el interior de la medina también te puedes encontrar con históricos palacios que pertenecieron a familias acomodadas. Es el caso de Dar Ben Abdallah, Dar Hussein y Dar Bach Hamba, todas construidas en el siglo XVII.

Pese a que vale la pena entrar en alguno, no es tarea sencilla. En principio Dar Ben Abdallah y Dar Bach Hamba sí que están abiertas al público, pero el horario es aleatorio, así que encontrarlo abierto o cerrado es cuestión de azar. En nuestro caso, no pudimos visitar ninguno.

El último punto que vamos a destacar en la medina no es un edificio, sino que es un café desde el que obtener excelentes vistas a la ciudad. Lo malo es que tienen fama de intentar timar a los turistas cobrándoles de más, además de ofrecer un mal servicio.

Vistas desde Terrasse avec vue panoramique.

Nosotros teníamos intención de subir, pero no conseguimos pasar por allí en un momento que nos viniese bien la parada. En cambio, sí que disfrutamos las vistas desde aquí, que puedes encontrar en Google Maps como «Terrasse avec vue panoramique«. Es la azotea de una tienda totalmente gratuita. Está justo al lado del café, por lo que las vistas son prácticamente idénticas. Una buena alternativa si no quieres pararte a tomar algo o prefieres la opción gratuita.

Situada en el límite occidental de la medina, esta plaza tiene una gran relevancia histórica, política y cultural. La Plaza de la Kasbah tiene sus orígenes como un espacio central dentro del complejo administrativo y militar de la medina durante la época otomana. Tradicionalmente, la Kasbah fue el centro del poder político, y este simbolismo se ha mantenido a lo largo de los siglos.

Subiendo por la Plaza dela Kasbah.

En la era moderna, la plaza ha evolucionado y se ha convertido en un lugar de importancia cívica. En los últimos años, ha sido escenario de importantes manifestaciones y eventos, especialmente durante y después de la Revolución Tunecina de 2011, que marcó el inicio de la Primavera Árabe.

Hoy en día alberga alguno de los edificios más importantes de Túnez Capital. En lo alto de la plaza (tiene bastante pendiente) se encuentra el Ayuntamiento de Túnez. Desde allí hay una buena panorámica al resto de la plaza con el comienzo de la medina de fondo. A su derecha está el Ministerio de Defensa.

Panorámica desde el Ayuntamiento de Túnez capital.

A la derecha del Ministerio está la Mezquita de la Kasbah. Construida en el siglo XIII, es una de las mezquitas más antiguas y destacadas de la ciudad, representando la rica herencia islámica de Túnez.

A la derecha según entras, el Mausoleo Farhat Hached, un líder sindicalista y uno de los principales activistas por la independencia del país durante la primera mitad del siglo XX. Por último, el Monumento Plaza de la Alcazaba rinde homenaje a los héroes y mártires que sacrificaron sus vidas por la independencia del país frente al dominio colonial francés, alcanzada en 1956.

La Plaza de la Victoria se ubica justo a la salida de la medina, junto a la puerta Bab El Bhar. Es un espacio muy concurrido, donde locales y turistas se mezclan. En sus alrededores, se encuentran numerosos cafés, tiendas y mercados que reflejan la vida cotidiana tunecina. Es común ver a artistas callejeros y vendedores ambulantes, lo que añade un toque pintoresco al lugar.

Los dos edificios más emblemáticos de la Plaza de la Victoria. A la derecha el Royal Victoria, antigua embajada británica.

En el centro de la plaza hay una fuente que los niños utilizan para refrescarse y jugar, y detrás dos de los edificios más fotografiados de la capital. Uno de ellos es la antigua embajada británica, hoy ocupada por el Hotel Victoria, del que ya te hablamos en el apartado sobre dónde dormir.

Fue uno de los lugares que más me gustó en Túnez Capital. Te recomiendo sentarte en alguna de las cafeterías a disfrutar de la animada vida de la plaza. Además, sirve de conexión entre la ciudad antigua, la medina, y la ciudad moderna, representada con la Avenida Habib Bourguiba, lo que hace que el va y ven de la gente sea constante.

Tomando un café en una de las cafeterías de la Plaza de la Victoria.

La catedral fue inaugurada en 1897 durante el período del protectorado francés en Túnez (1881-1956). Lleva el nombre de San Vicente de Paul, un sacerdote francés del siglo XVII conocido por su trabajo con los pobres y fundador de la Congregación de la Misión.

Se ubica en la Avenida Habib Bourguiba, aunque se entra por una pequeña puerta en su lado derecho. No es que sea gran cosa, pero tiene una visita. Además, no es común encontrarse edificios católicos en Túnez.

Fachada de la Catedral San Vicente de Paul.

La Avenida Habib Bourguiba es una de las arterias más importantes y emblemáticas de la ciudad de Túnez. Conocida como el «Champs-Élysées de Túnez», esta avenida es el centro neurálgico de la capital, donde la historia, la modernidad y la vida cotidiana de la ciudad se encuentran. Su nombre honra a Habib Bourguiba, el primer presidente de la República Tunecina y figura clave en la independencia del país.

El recorrido más turístico te llevará desde la Plaza de la Victoria hasta la Torre del Reloj. A medio camino más o menos se encuentra el Hotel El Hana Internacional, que no tendría nada de especial si no fuese por el restaurante de su azotea, conocido como Habibi Downtown. Lo malo es que solo abre de noche, pero merece la pena subir a contemplar las vistas. Puedes tomar algo o cenar, eso sí, por un precio algo mayor al habitual de Túnez. Si tienes intención de subir te recomiendo que vayas medianamente bien vestido, es donde se junta la clase «alta» de la ciudad. Me refiero a vaqueros, nada más jaja

Vistas desde la azotea de El Hana Internacional.

La Torre del Reloj es uno de los monumentos más emblemáticos y modernos de la ciudad, situado en el extremo este de la Avenida Habib Bourguiba, en la Plaza del 14 de Enero, que conmemora la revolución tunecina de 2011. Este reloj simboliza el paso del tiempo y la modernidad de la ciudad, sirviendo como un punto de referencia visual en el centro de la capital.

El monumento es curioso, aunque lo rodea una gran rotonda en la que el tráfico de coches es constante, restándole bastante encanto.

La Torre del Reloj.

El Museo Nacional del Bardo es uno de los museos más importantes del norte de África y una de las principales atracciones culturales de Túnez. Es conocido mundialmente por su vasta colección de mosaicos romanos, considerada la más grande y rica del mundo.

Fue inaugurado en 1888, durante el período del protectorado francés, lo que lo convierte en uno de los museos más antiguos de África. Está ubicado en un antiguo palacio de estilo árabe-andalusí que perteneció a los gobernantes de la dinastía husseinita.

El museo todavía se recupera del atentado terrorista del 18 de marzo de 2015, en el que murieron 22 personas, incluidos muchos turistas que llegaban a verlo en una excursión organizada. No obstante, desde entonces Túnez ha cambiado mucho reforzando la seguridad para quiénes desean visitarlo.

Sale repleta de mosaicos romanos.

Se ubica a unos 15 minutos en coche de la medina, aunque puedes tardar bastante más por el tráfico. Si optas por ir andando, tendrás cerca de una hora. Nosotros fuimos con el coche de alquiler, que dejamos en el parking gratuito del museo. Si no dispones de vehículo, lo más cómodo es pedir un Bolt, que no te debería costar más de 5€ desde prácticamente ningún punto de Túnez Capital. La entrada cuesta 13 dinares, y está abierto todos los días de 9:30 a 16:30, a excepción del domingo que cierra.

La sala que más me gustó en el Museo del Bardo.

Algunas de sus colecciones más destacadas son:

Mosaicos Romanos: La colección de mosaicos es el orgullo del museo, con piezas procedentes de antiguas ciudades romanas como Cartago, Útica, Dougga y Sousse. Entre las obras más famosas destaca el Triunfo de Neptuno, un mosaico espectacular que muestra al dios del mar en un carro tirado por caballos marinos.

Arte púnico y cartaginés: Objetos funerarios, esculturas y joyas que revelan la riqueza de la antigua Cartago, la ciudad fundada por los fenicios.

Arte cristiano y bizantino: Piezas que reflejan la transición cultural y religiosa en la región tras la caída del Imperio Romano.

Arqueología submarina: Objetos recuperados de naufragios en las costas tunecinas, que incluyen ánforas, monedas y estatuas.

Arte islámico: Manuscritos, cerámica, textiles y objetos decorativos que muestran la riqueza de la cultura islámica en Túnez.

Pese a que no me declaro amante de los museos históricos, he de decir que el Museo del Bardo me gustó mucho. Tiene salas muy bonitas, y no se me hizo nada pesado. Te recomendaría reservar, al menos, entre una hora y media y dos para visitarlo. De lo mejor de Túnez capital.

Al Habib Thamer Park es la zona verde más cercana a la medina. Lleva el nombre de Habib Thameur, una figura destacada en la historia de Túnez, reconocido por su contribución al movimiento de independencia del país.

Puedes acercarte a dar un paseo y descansar del bullicio de la medina, pero no tiene nada de especial.

El Parque de Belvédère se ubica en una colina dentro de la ciudad de Túnez. Está diseñado más para los coches que para los peatones, con una carretera que lo cruza por completo. Lo más destacado son las vistas a toda la ciudad desde la zona de la «Flag Square», que no están mal.

Como es habitual en Túnez, hay demasiada basura para poder decir que es un lugar agradable.

Vistas desde el Parque de Belvédère.

Dos de las atracciones más famosas de Túnez capital no están realmente en la ciudad, aunque se pueden visitar cogiendo un cercanías que te llevará en apenas 30 minutos. Hablamos de Sidi Bou Said, el pueblo más bonito de todo el país, con sus características casas encaladas con puertas y ventanas azules, y Cartago, con los restos de la gran ciudad que fue en su día. El primero nos encantó, mientras que las ruinas nos decepcionaron mucho. Como de ambos lugares ya hemos hablado detenidamente en las entradas que les hemos dedicado, te las dejamos por aquí.

Plaza principal de Sidi Bou Said.

La verdad que el apartado gastronómico en Túnez nos decepcionó mucho. En la zona de la medina y de la Avenida Habib Bourguiba hay pocas opciones bien valoradas, y menos aún si quieres algo que se salga de la comida tunecina tradicional. Nosotros estábamos ya al final del viaje y habíamos tenido suficiente con lo probado hasta aquí.

Comimos en Korea Town, un pequeño restaurante coreano ubicado en una paralela a la avenida principal. Nos gustó mucho, lo único malo que es probable que tengas que esperar para conseguir mesa. Un plato principal, un entrante para compartir y bebida por 7€ por persona.

Comida en Korea Town. Como curiosidad, el primer coreano que pruebo.

La otra comida que hicimos en la capital fue en DaPietro, a las afueras, en otra gobernación de hecho. Se tarda unos 15 minutos en coche, y desde allí ya teníamos que ir hasta el aeropuerto. Es un italiano muy rico que ya habíamos probado en su restaurante en Sidi Bou Said. Totalmente recomendado.

Aunque no llegamos a comer en la medina, teníamos algún establecimiento apuntado: Dar Slah o Fondouk El Attarine son buenas opciones.

También subimos al Habibi Downtown, en la azotea de El Hana Internacional. Vas a tener que pagar más de lo habitual por la ubicación, pero tampoco era nada desorbitado. Aunque solo tomamos algo, vimos pasar los platos y no tenían mala pinta.

Nos sentamos también a desayunar en Patisserie Pur Beurre Le Parnasse, que, pese a que tiene malas notas en Google Maps, nos pareció bastante decente y una buena opción si no tienes desayuno incluido en tu alojamiento. Eso sí, cuidado con el zumo de naranja que sale por más de 6€, lo demás sí que tenía precios normales.

Por último, te dejamos aquí un mapa con todos los lugares de los que hemos hablado, así como con las recomendaciones de restaurantes, cafeterías y hoteles.

Y hasta aquí la información sobre Túnez Capital. Cualquier duda en los comentarios!

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