Qué hacer y ver en Monastir. Dónde comer y dónde dormir

Ubicada en la costa Mediterránea de Túnez, Monastir ofrece a quién la visita una mezcla entre playas, tradición y grandes edificios que hace que sea una de las ciudades más especiales del país. Es además el lugar de nacimiento de Habib Bourguiba, padre de la independencia tunecina, lo que dota a Monastir de cierto carácter patriótico entre los habitantes de Túnez. Hoy te contamos que hacer en Monastir, dónde comer y algunas opciones por si quieres hacer noche.

Dedicamos a conocer Monastir una tarde completa de nuestro viaje por libre en Túnez. Llegamos desde El Djem, a una hora de camino, y desde allí nos dirigimos a Sousse, a 30 minutos, donde hicimos noche. Pese a que es de las ciudades que más me gustaron en Túnez, medio día será suficiente para conocer sus atractivos. Si tienes más tiempo, siempre puedes disfrutar de sus playas o entretenerte en su pequeña medina.

Como ya te decía, nosotros dormimos en Sousse. La intención era ver la ciudad vecina a la mañana del día siguiente, así que decidimos que, si dejábamos Monastir visto, ahorraríamos tiempo despertándonos ya en Sousse. No obstante, como llegamos a mirar algún alojamiento, te cuento las opciones que tenía guardadas.

Dar Benti: es una espectacular casa tradicional totalmente renovada, con piscina y todas las comodidades. La parte mala es su precio, y es que tendrás que pagar desde 100€ por una habitación doble con desayuno incluido.

Ressidence Debbabi: una opción más económica, aunque peor situada. Es un apartamento de dos dormitorios, para hasta 4 personas, que puedes alquilar por 50€ la noche.

Si llegas a Monastir en coche, como fue nuestro caso, lo primero que tendrás que hacer es buscar aparcamiento. Nosotros lo dejamos a las puertas de la medina, alrededor de esta ubicación. Luego vimos que se podía aparcar en la rotonda dentro de la medina, aquí, aunque ambos sitios están a menos de 5 minutos, por lo que no hay gran diferencia.

El Mausoleo de Habib Bourguiba es uno de los monumentos más icónicos de Monastir y un lugar imprescindible para visitar en la ciudad. Este impresionante edificio es el lugar de descanso final de Habib Bourguiba, considerado el padre de la independencia de Túnez y su primer presidente, quien gobernó el país desde 1957 hasta 1987.

Imagen frontal del Mausoleo de Habib Bourguiba.

Fue construido en 1963 y ampliado después de la muerte de Bourguiba en el 2000. La arquitectura del mausoleo es una mezcla del estilo islámico clásico con toques modernos. Tiene una gran cúpula dorada flanqueada por dos más pequeñas en color verde, dos altos minaretes de mármol blanco, que alcanzan los 25 metros de altura, y un interior decorado a base también de mármol blanco.

La entrada al Mausoleo es gratuita, y se puede visitar desde las 8:30 hasta las 17:00. Pese a que los minaretes fueron colocados para servir de acceso al complejo, hay que ir hasta una pequeña puerta ubicada en la parte derecha, en el lado que da hacia la costa.

Dentro del mausoleo está la tumba del antiguo presidente y un pequeño museo muy curioso, con objetos que Bourguiba guardó a lo largo de su vida, como una pluma de Ronald Reagan. También están allí enterrados miembros cercanos de su familia, sobre los que podrás leer información. Fuera, hay un bonito patio con columnas de mármol blanco que forman una serie de arcos, y culminado con los dos grandes minaretes.

El Mausoleo se ubica justo al lado del cementerio Sidi El Mezri, el más importante de Monastir. Supongo que el líder tunecino quiso reflejar que siempre ha estado al lado del pueblo, eso sí, en un lugar privilegiado. Más allá de ser un cementerio, la verdad que es una zona muy agradable para pasear.

Cementerio Sidi El Mezri.

El complejo me pareció bastante bonito, y que merece la pena visitarlo si planeas llegas a Monastir. Está al lado del Ribat y muy cerca de la medina, así que puedes llegar andando sin ningún problema. En 20 minutos lo tendrás todo visto.

El Ribat de Monastir es uno de los monumentos más impresionantes de la ciudad y uno de los ribats más antiguos y mejor conservados del norte de África. Fue construido en el año 796 d.C. bajo el reinado de los Aglabíes, una dinastía que gobernaba la región como vasallos del califato abasí.

Patio central del Ribat.

Originalmente, este tipo de fortaleza servía como una combinación de puesto defensivo militar y monasterio islámico, donde los guerreros se entrenaban espiritualmente y protegían las costas contra las incursiones de los bizantinos y otros enemigos. Con el tiempo, el Ribat de Monastir adquirió mayor importancia estratégica debido a su ubicación frente al mar Mediterráneo, convirtiéndose en una pieza clave para la defensa de la región.

Algunos historiadores consideran que el Ribat de Monastir fue una de las primeras instituciones educativas islámicas del Magreb, donde se enseñaban ciencias religiosas a los guerreros y a los estudiosos.

La entrada cuesta 8 dinares (2’6€), y está abierto todos los días de 8:30 a 17:30. El Ribat se compone de un patio interior, las murallas y torres, celdas y hasta una pequeña mezquita. Está en perfecto estado, lo que, junto a que se ubica entre el mar, el Mausoleo y varias mezquitas, hace que la visita sea muy bonita.

Vistas desde el Ribat hacia el Mausoleo y el cementerio.

Puedes recorrer y entrar absolutamente en todos los rincones y recovecos de la fortaleza, e incluso llegar a perderte. Ya te avisamos de que hay alguna zona que es hasta un poco laberíntica. De lo mejor de la visita es combinar la belleza interior del Ribat con las magníficas vistas hacia sus alrededores.

Y si quieres una gran panorámica, nada mejor que subir hasta lo alto de su fortaleza. Una empinada escalera de caracol te llevará a poder disfrutar de la maravillosa vista desde arriba, un imprescindible. Eso sí, te recomendamos que estés pendiente de la gente que hay arriba, no hay ningún control y puede llegar a haber cierta masificación, lo que es un problema teniendo en cuenta el tamaño de la escalera.

Nosotros dedicamos 45 minutos a la visita, aunque puedes verlo en algo menos. Como curiosidad, aquí se grabaron algunas escenas en la película La vida de Brian (1979) de Monty Python.

Justo al lado del Ribat se ubica la Gran Mezquita de Monastir. La Gran Mezquita fue construida en el siglo IX durante la dinastía aglabí, un período de auge cultural y político en el norte de África. Aunque el edificio original ha sido modificado y ampliado a lo largo de los siglos, aún conserva elementos clave que reflejan la arquitectura islámica primitiva.

A diferencia de otras mezquitas de Túnez, su diseño es sencillo. Carece del minarete típico y su estructura rectangular y robusta refleja un enfoque más práctico y defensivo. Tiene un encantador pórtico que da al patio, con columnas de mármol recicladas de antiguas estructuras romanas, un detalle común en la arquitectura islámica de la región.

Gran Mezquita de Monastir.

Como en el resto de mezquitas, no podrás acceder a la sala de oraciones sin ser musulmán. Aún así, vale la pena darle una vuelta. Por la noche está bien iluminada, y sus alrededores, con el mar y el Ribat, hacen que sea un un lugar apacible.

La Mezquita de Bourguiba remplazó a la Gran Mezquita de Monastir como el lugar más espiritual de la ciudad. Ambas mezquitas están separadas por la Plaza del Presidente Habib Bourguiba, un sitio de encuentro tanto para turistas como para locales. Como se puede apreciar, Monastir y la figura del primer presidente de Túnez están muy ligadas.

Fue construida en 1963 y, pese a ser un edificio moderno, toma inspiración de la arquitectura islámica tradicional, particularmente del estilo aglabí y otomano. En este caso el minarete sí que toma mucha importancia, con 41 metros de altura domina el horizonte de la ciudad.

Mezquita de Bourguiba.

Como ya decíamos, no se puede acceder a la sala de oración. Una pena, ya que es sostenida por 86 columnas de mármol rosa talladas a mano, muestra de la maestría artesanal tunecina. Lo que sí que podrás hacer es asomarte desde su patio, para lo que no te olvides de llevar algo para tapar hombros, piernas y pelo si eres una mujer.

Dejamos atrás la parte más monumental de la ciudad para visitar la pequeña Medina de Monastir. Está dividida en dos zonas, la que se encuentra entre las murallas y la Plaza del Presidente, y la que está fuera. La que tiene más encanto es la primera, mientras que la segunda no esconde nada especial.

Puesto de especias.

Puedes acceder por alguna de las puertas que aún se conservan, como Porte de Chraqa, Bab Brikcha o Bab El Kram. Dentro hay alguna que otra calle y plaza agradable, pero mejor perdertye brevemente por sus calles que buscar sitios específicos.

Lo que sí que te recomendamos es sentarte en el Café Bir Alandaos. Tiene tanto una bonita decoración interior como una buena terraza en la que sentarte a tomar un buen cáfe, no tan común por cierto en Túnez.

Recorriendo la Medina.

Ya no te sorprenderá después de los puntos sobre los que hemos hablado, pero sí, en Monastir se puede visitar también el Palacio Presidencial de Bourguiba. Se ubica a las afueras, en dirección Sousse, así que, si vas a la ciudad vecina con tu coche, puede ser un buen momento para acercarte.

Es su residencia de verano, construida a finales de los años 60. En su interior se pueden visitar todas las estancias e incluso ver uno de sus coches oficiales. Cuando pasamos por allí ya estaba cerrado, pero por lo que hemos leído podría estar mejor conservado. La entrada cuesta 10 dinares y abre de 9:00 a 16:45, a excepción de los lunes que está cerrado. Por cierto, justo en frente hay una playa con el nombre también de Bourguiba.

Por último, puedes acercarte a las playas de Monastir, ya sea a dar un paseo o a darte un baño. Eso sí, no esperes bonitos y cuidados paseos marítimos como en España, porque nada más lejos de la realidad.

La mejor zona diría que es la de la derecha, que comienza en Qaraiya Beach. Es donde más oferta hostelera puedes encontrar. Si caminas unos unos 15 minutos llegarás al lugar de nacimiento de Bourguiba, con lo que podrías dar por finalizado el tour del primer presidente de Túnez.

Zona del puerto desde el Ribat.

Como ya he dicho en otras entradas sobre Túnez, el país no se destaca por su gran oferta gastronómica. Aún así, siempre puedes encontrar algún que otro sitio que merezca la pena. Nosotros comimos en Restaurant Chef Monastir, un brick y un plato principal por persona que salió a 5€ cada uno. La comida no estaba mal, pero varios platos picaban de lo lindo, así que si eres delicado con ese tema mejor preguntar antes de pedir. Las empanadillas muy buenas eso sí.

Algunos de los platos que pedimos.

Si no te la quieres jugar con la comida tradicional, te recomendamos Il Pesto, un italiano un poco a las afueras de la medina. Otra opción buena puede ser The Blues Café-Resto, sobre todo si tienes intención de pasear la zona marítima. Ofrecen crepes y bocadillos y está muy bien valorado, más aún si tenemos en cuenta el nivel medio de Monastir.

Y aunque ya la hayamos nombrado en el apartado de la Medina, te recomendamos mucho sentarte en la agradable terraza de Café Bir Alandalos.

Por último, te adjuntamos el mapa con todos los lugares de los que hemos hablado, tanto turísticos como alojamientos y restaurantes.

Y hasta aquí la información sobre Monastir. Cualquier duda en los comentarios!

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